El anhelo de Dios es que nosotros podamos reinar en vida, y para eso tenemos que aprender a recibir la abundancia de la gracia y el don de su justicia; que es todo aquello que recibimos de nuestro Señor no por nuestro comportamiento, merecimiento, ni por nuestra justicia o algún sacrificio que hagamos, somos justificado y justos por aquello que hizo nuestro Señor Jesucristo en la cruz que es otorgado con tan solo recibirlo para ser bendecidos.
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